En Recetas Nestlé® profundizamos en las características que hacen del pollo agridulce un plato exquisito para cualquier paladar
La cocina china le ha entregado varios regalos culinarios al resto del mundo, como sus arroces o salsas. Entre las mezclas de sabores sobresale la combinación entre lo ácido y lo dulce, que encontramos con frecuencia en la carne de cerdo. Sin embargo, también es muy común hablar del pollo agridulce. En este artículo, nos vamos a enfocar en este último.
Características del pollo agridulce
Imaginemos la versión perfecta de este plato: un pollo con una textura crujiente e inconfundible por fuera, que suena “crac” con cada mordisco. En su interior, la carne está suave y jugosa, un sabor delicioso. La salsa que lo cubre tiene un equilibrio perfecto entre lo dulce y lo ácido, tal vez con algunos tonos aromáticos.
Con solo pensar en un estupendo pollo agridulce es posible determinar sus características principales, aquellas sensaciones que lo hacen único frente a cualquier otra preparación con este alimento.
Es que el pollo tiene una gran ventaja para jugar con los sabores, ese contraste entre lo dulce y lo ácido es una muestra perfecta. Esto es porque, en realidad, se trata de un alimento que por sí solo no tiene un sabor muy fuerte o contundente, a diferencia de, por ejemplo, la carne de res.
Una buena idea es pensar en el pollo como un lienzo en blanco al que podemos darle sus propios colores, sensaciones y cualidades a través del sabor, ya sea con salsas, especias, marinados, condimentos o cualquier otra opción que nos ofrezca la cocina.
¿Qué partes del pollo elegir?
Al momento de cocinar un pollo, ya sea agridulce, picante, un guiso, una parrillada, un arroz o, en realidad, cualquier preparación con esta carne blanca, es importante pensar en cuál es el corte apropiado para la receta que queremos seguir.
Como sucede con el cerdo y la res, los distintos cortes tienen diferentes características que juegan mucho mejor con determinadas preparaciones. Algunas partes son más jugosas, otras más secas; unas son muy carnudas, otras son más huesudas; ciertos cortes tienen un sabor más fuerte, mientras que en otros es necesaria una buena sazón.
Para saber cuáles son las partes que funcionan mejor al preparar un pollo agridulce, vamos a repasar las características de los cortes.
Los cuartos delanteros
Esta parte está formada por dos cortes muy populares, los más apetecidos por muchas personas debido a las propiedades que tienen. Sin embargo, a pesar de que ambos salen de la parte delantera del pollo, son muy diferentes.
- La pechuga: se trata del corte más carnudo, por eso acá se pueden sacar dos presentaciones distintas. Cuando se corta la pechuga por la mitad, tenemos las supremas. Al cortar estas, el resultado son los filetes. A pesar de la cantidad de carne, esta parte del pollo es conocida, también, por ser seca, por lo que es perfecta para marinar o complementar con salsas.
- Las alas: un verdadero clásico para compartir entre amigos, especialmente si estamos viendo un buen evento deportivo. Aunque son más jugosas que la pechuga, tienen mucha menos carne. Además, como están atravesadas por un hueso, tienen un sabor más distinguible.
Los cuartos traseros
Acá llegamos a los muslos y las piernas de pollo, que se pueden encontrar tanto unidos como separados. Así mismo, también es posible usarlos en preparaciones de forma individual o juntos.
Sus características no son muy distintas. Tanto el muslo como la pierna se destacan por ser piezas jugosas, sabrosas y carnudas. Además, es muy común cocinarlas con la piel, que tiene la cualidad de quedar crujiente cuando es freída o preparada en una airfryer.
Entonces, ¿cuál es el corte indicado para el pollo agridulce?
Después de repasar las partes del pollo y sus características en cuanto a sabor y textura, tenemos que responder esta pregunta. Recordemos que estamos buscando un pollo agridulce perfecto con las cualidades que mencionamos más arriba.
Por eso, tiene sentido aprovechar la carne del muslo y la pierna, dos cortes jugosos y carnudos. A estos, vale la pena añadir la pechuga, puesto que podemos sazonarla y marinarla dependiendo de nuestra intención. Por ejemplo, si vamos a preparar una salsa agridulce, darle un toque picante a la pechuga podría funcionar muy bien.
Vale la pena mencionar que el pollo agridulce más clásico se prepara cortando las piezas en cubos o dados de un tamaño mediano, pensando en que cada trozo es un bocado, por lo que es necesario deshuesar los muslos y las piernas.
El momento de apanar
Cuando hablamos de la textura crujiente del pollo agridulce, tenemos que mencionar que esto se logra porque el pollo tiene una capa externa que se fríe en aceite a altas temperaturas, se cocina en una airfryer o, incluso, en un horno.
Este punto es fundamental porque de esta forma es que vamos a cocinar nuestras piezas de pollo. Por eso en Recetas Nestlé® vamos a explicar cómo podemos apanar.
¿Cómo apanar el pollo?
Aunque existen distintas técnicas y es posible usar una amplia gama de ingredientes, para facilitar el proceso vamos a hablar del método más sencillo y el que se usa con más frecuencia. Es necesario tener huevos, migas de pan y harina. Vale la pena aclarar que en este punto el pollo debe estar deshuesado y cortado en cuadros.
- Cubrir los trozos de pollo con harina. No es necesario que sea una gran cantidad, simplemente pasarlos por un bowl lleno de harina y asegurarse de que toda la pieza está cubierta.
- Remojar los cuadros de pollo en huevo batido.
- Por último, se cubren los trozos con migas de pan.
- Dejar reposar.
- Cocinar en aceite, freidora de aire o el horno.
Hay personas que únicamente usan harina y otras que no tienen en cuenta las migas de pan. La recomendación es empezar usando los tres ingredientes, pero también experimentar únicamente con uno o dos. Los resultados varían y puede que de esta forma encontremos nuestro pollo apanado favorito.
Un tip antes de continuar: si queremos marinar o darle sabor al pollo, tenemos que hacerlo antes de empezar el proceso del apanado, pero pensemos en sabores que pueden complementar o contrastar con la salsa agridulce, por ejemplo, algo picante o aromático.
La salsa agridulce
Ya sabemos cuál es el corte que necesitamos y la técnica para cocinar el pollo, es momento de entrar de lleno al sabor agridulce que caracteriza el plato del que estamos hablando.
Su origen es de China, específicamente de la provincia de Cantón o Guangdong (se usan ambos nombres), al sur del país y donde encontramos la tercera ciudad más grande de este gigante asiático, Guangzhou, también conocida como Cantón. Normalmente se sirve en el centro de la mesa, para mojar algunos alimentos.
Una salsa perfecta
La salsa agridulce que buscamos tiene cuatro características principales que se logran con diferentes ingredientes.
- Sabor dulce: no existe la salsa agridulce sin este factor. Aunque se puede lograr con azúcar, la recomendación es reducir este ingrediente y buscar otras formas de endulzar la salsa. Algunas opciones son aprovechar la miel, la panela, piña triturada o el jugo de otras frutas.
- Sabor ácido: el contraste perfecto del elemento anterior. Lo más común es usar algún tipo de vinagre.
- Textura: las salsas pueden ser aguadas o cremosas, sus texturas varían según los ingredientes. En este caso queremos una salsa con cuerpo, un poco espesa. La harina o la maicena nos ayudan a lograrlo.
- Color: la gran mayoría de salsas agridulces tienen tonos entre rojos y naranjas. Aunque es posible usar colorantes, la pasta de tomate suele ser la encargada de pintar la salsa.
Adicionalmente puede tener otros ingredientes para crear otros juegos de sabores y aromas. Por ejemplo, el jengibre, la salsa soya, los chiles, el cilantro o las hierbas aromáticas pueden darle más personalidad a una salsa agridulce.
Hora de mezclar la salsa y el pollo
La opción más sencilla es servirlos por separado, para que al momento de comer simplemente untemos el pollo en la salsa. En términos prácticos, este es un pollo agridulce, pero, en realidad, no es lo que queremos.
Una vez tengamos ambos elementos listos, podemos picar algunas verduras, como perejil, pimiento y cebolla, y sofreírlas unos minutos. Luego añadimos la salsa y mezclamos. Al final, traemos el pollo apanado y lo ponemos en la olla, donde nos vamos a asegurar de que todas las piezas queden cubiertas con la salsa.
¡Voilà! Un pollo agridulce crocante, jugoso y con un sabor fantástico.