En Recetas Nestlé® exploramos cómo preparar esta salsa para que quede sin grumos y con el mejor sabor
Cuando exploramos la salsa bechamel, que también se le conoce como salsa blanca, nos encontramos con uno de los acompañantes más populares del planeta. Lo hallamos con frecuencia en platos de origen italiano, por ejemplo, la lasaña o los canelones, pero puede usarse con una gran variedad de alimentos.
¿CÓMO HACER UNA SALSA BECHAMEL EN CASA?
Una de las razones de la gran fama que tiene la salsa blanca es que no se necesitan utensilios extraños o poco comunes, ni ingredientes difíciles de conseguir o que requieran de una buena inversión. Pero estos no son los únicos motivos de su éxito.
- Versatilidad: a estas cualidades sumamos que, además, la podemos usar para complementar diferentes preparaciones. Las pastas pueden ser los platos más comunes, pero la bechamel también es deliciosa con pescados, vegetales, pollo y ensaladas.
- Textura: los gustos personales en cuanto a textura también entran en la bechamel, pues nos da la posibilidad de hacer una preparación tanto líquida, como cremosa y espesa, con más cuerpo. Así podemos jugar con esta característica en los platos que preparemos. Lo importante, y luego vamos a profundizar en esto, es que no tenga grumos.
LOS INGREDIENTES DE LA SALSA BECHAMEL TRADICIONAL
Como ya lo mencionamos, son muy comunes y fáciles de conseguir.
- Mantequilla.
- Harina de trigo.
- Leche.
- Nuez moscada.
- Pimienta molida.
Es importante tener en cuenta que la cantidad de mantequilla y harina es la misma. Por ejemplo, si la receta nos pide 50 gramos de una, también vamos a necesitar 50 gramos de la otra. Siempre debemos pensar en esta relación.
Por su parte, la nuez moscada es fundamental en la salsa bechamel para entregarle sabor, pero no se usa en grandes cantidades. Una pizca de sal y pimienta al final puede ayudar a potenciar los sabores, así que es una buena idea usarlas.
SALSA BECHAMEL CLÁSICA
En términos generales no es difícil de preparar, pero hay algunas cosas que se deben tener en cuenta.
PRIMER PASO: PREPARAR UNA ROUX
En pocas palabras, roux es una mezcla de mantequilla y harina que funciona como base de distintas preparaciones, incluyendo, obviamente, la salsa bechamel de la estamos hablando. ¿Cómo se hace? No es nada complejo.
- Ponemos a derretir la mantequilla en una olla a fuego medio. No queremos usar altas temperaturas para evitar que se queme.
- Una vez se derrite, añadimos la harina.
- Revolvemos constantemente hasta que se integren en una mezcla homogénea.
Existen tres clases de roux que varían por su tiempo de cocción y su color. Entre más minutos pasemos cocinando, más oscura se pone la mezcla. Para una bechamel queremos una versión blanca, que es la que se prepara más rápido.
Un tip antes de continuar: para lograr la mejor textura y evitar a toda costa que nuestra salsa bechamel tenga grumos, tenemos que tamizar la harina, es decir, pasarla por un colador o un tamiz para que quede totalmente suave, sin piedras ni pequeñas bolas.
EL MOMENTO DE AÑADIR LA LECHE
En este paso, al mezclar la roux con la leche, es cuando muchas veces nos equivocamos y terminamos con una salsa bechamel con grumos. Para lograrlo, hay algunas recomendaciones que queremos compartir.
- No usar la leche fría: el primer error y el más fácil de evitar. Sin embargo, no basta con sacarla del refrigerador unas horas antes. Necesitamos que esté caliente, así que vale la pena dejarla a fuego medio en una olla, sin dejar que hierva, y después la añadimos.
- No agregarla poco a poco: debemos añadir toda nuestra leche al mismo tiempo y sin dejar de revolver la mezcla. Es importante hacerlo constantemente para que no se formen grumos.
- Evitar el fuego alto: a lo largo de toda la preparación de la salsa bechamel es mejor usar una temperatura media o, incluso, media-baja. De esta forma no corremos el riesgo de que se quemen nuestros ingredientes.
EL TOQUE FINAL: NUEZ MOSCADA
Cuando nuestra roux y la leche son una sola mezcla, se han integrado y pasan unos minutos, es evidente que la salsa bechamel empieza a tomar forma y podemos notar que la textura es más espesa. Al ver esto, es momento de añadir ese toque de sabor que es espectacular.
La nuez moscada no puede faltar en esta preparación, así que debemos agregar un poco, una o dos cucharaditas son suficientes.
Por último, para resaltar el sabor, también vale la pena añadir una pizca de sal y pimienta.
¿CÓMO JUGAR CON LA TEXTURA DE LA SALSA BECHAMEL?
Al comienzo mencionamos que la posibilidad de hacer una salsa líquida o espesa es una de las cualidades que podemos aprovechar a nuestro favor. Por ejemplo, cuando la usamos para acompañar pastas suele ser mucho más ligera.
Tenemos algunos tips para lograr la textura que queramos.
- Líquida o ligera: hay dos opciones. La primera, es tan sencillo como tener un tiempo de cocción más corto, de esta forma evitamos que los líquidos se evaporen. La segunda es si quedó demasiado espesa, simplemente añadimos un poco de leche y revolvemos hasta llegar a la textura que buscamos.
- Con más cuerpo: por el contrario, si queremos una salsa bechamel espesa podemos alargar el tiempo de cocción para que se evaporen los líquidos. La otra opción es usar harina como espesante.
¿QUÉ HACEMOS SI LA SALSA QUEDA CON GRUMOS?
Lo primero que debemos decir es que, si queremos evitar los grumos, es importante añadir la leche caliente y revolver muy bien la mezcla para que todos los ingredientes se integren a la perfección.
Sin embargo, sabemos que las cosas no siempre salen como esperamos. Por eso la mejor solución para destruir los grumos que pueden formarse es llevar la mezcla a la licuadora, añadir un poco de leche y acabar con ellos a una velocidad baja o media.
Una vez nuestra salsa esté sin grumos, la podemos devolver a la sartén para seguir preparándola o la usamos directamente en nuestros platos.
¿CÓMO CONSERVAR LA SALSA BLANCA?
Teniendo en cuenta que estamos hablando de una salsa que se hace con leche y mantequilla, debemos saber que no es muy resistente ni dura mucho tiempo. Por eso la recomendación es consumirla lo más rápido posible.
En el caso de que queramos conservarla, tenemos que esperar a que se enfríe y después la guardamos en un recipiente cubierto por papel film, que dejamos en el refrigerador, donde podemos tenerla por 5 días máximo.
PLATOS PARA USAR LA SALSA BECHAMEL
Esta salsa blanca que ya sabemos preparar es muy común en Italia, así que va de maravilla con una inmensa variedad de pastas. Pero hay mucho más. También puede funcionar para darle sabor y textura a una crema con verduras o para complementar un pollo.
En realidad, es una salsa muy versátil a la que podemos sacarle bastante provecho en diferentes preparaciones. Por eso queremos explorar algunas ideas.
- Lasaña: en la versión tradicional, la receta italiana que ha conquistado al mundo entero, no puede faltar la bechamel, junto a un ragú de carne, queso y las capas clásicas de pasta. En la mezcla de estos elementos, con sus sabores y texturas, hallamos el secreto del éxito de este plato.
- Canelones: otro plato de la cocina italiana en el que la salsa blanca no debe faltar. A diferencia de la lasaña, la pasta de los canelones tiene una forma tubular, por eso también se puede hablar de un relleno en el que se usa la bechamel.
- Croquetas: si en Italia es un clásico en los dos platos que mencionamos, la salsa blanca en España es muy conocida por ser parte del relleno de las famosas croquetas. En este caso se usa una bechamel mucho más espesa y con cuerpo, en lugar de una preparación líquida.
- Pollo: aquí tenemos la oportunidad de jugar con las diferentes partes del pollo y las opciones de recetas que encontremos. Por ejemplo, con la pechuga podemos hacer un relleno con verduras y bechamel, mientras que las alitas se pueden untar en esta salsa blanca.
- Verduras: si queremos darle un giro delicioso y con personalidad a una ensalada común y corriente, proponemos cocinar los vegetales con un poco de salsa bechamel, que también podemos usar al momento de servirlos.
- Pescados: una salsa bechamel ligera ayuda a darle profundidad a un plato con pescado, puesto que su sabor lo complementa muy bien, pero no es tan fuerte como para esconderlo.
La próxima vez que queramos preparar un plato con los ingredientes que mencionamos, vale la pena pensar en usar la salsa bechamel. En Recetas Nestlé® tenemos muchísimas opciones para cocinar juntos.